lunes, julio 09, 2007

Dr. Weltanschaung

Estimados Amigas y Amigos:
En esta ocasión deseo transcribiros una historia que he encontrado en la red y que, en mayor o menor media, nos ha sucedido a todos alguna vez (o nos va a suceder).
Me gustaría que después de leerla y meditarla, pudiéramos comentar vuestras impresiones en comentarios.
Allá va:


...a partir de esto, me viene a la memoria una laaaaarga sesión con el Dr. Weltanschaung, que paso a comentar para los que tengan tiempo:
-¿Cómo está, Sergio? Preguntó el Dr. mientras me abría la puerta de su consulta.
-Bien. Murmuré entre los dientes cerrados mientras me sentaba en mi lugar habitual.
-Se ve algo triste, hoy.
-Mmmsé. El trabajo me tiene loco. Esa empresa es un infierno. Tengo un jefe imbécil que vive castigándome. Cada día cobro menos. Quiero cambiar de empresa pero no encuentro.
-Hummm.
….…
-No llego a fin de mes, no me cierran las cuentas, tengo que cambiar el coche y no puedo. Me prometieron un aumento pero no llega. Tampoco tengo un nombramiento oficial. En fin, todo mal.
-Entiendo….¿Y qué piensa hacer?
-Ah, no sé. Pero a mi no me van a joder. Yo no muevo un dedo. Que se maten entre ellos, pero a mí no me van a hacer gastar ni una neurona. En esa empresa el que me mueve, pierde. De modo que yo cumplo lo estrictamente necesario…y que se embromen. Que las cosas se caigan solas, que reviente todo. Me hartaron.
-Ah, ya veo….¿Entonces?
-¿Entonces, qué? Pregunté irritado.
-¿Eso es lo que va a hacer?
-¿Pero a usted le parece? Y acto seguido descargué un rosario de quejas sobre mis jefes, mis compañeros de trabajo, la situación general de la empresa, las decisiones absurdas que tomaban en la Gerencia General.
-Claro, no puedo opinar porque no estoy ahí. ¿Pero sabe qué? ¿Por qué no ensayamos lo que quiere hacer?
-¿Cómo?
-Venga. Levántese. Párese ahí en el medio. Bien. Ahora busque una posición corporal que represente cómo usted quiere estar ahora en su empresa. No lo piense. Mueva el cuerpo hasta encontrar una posición adecuada. Deje que el cuerpo lo guíe.
Lentamente me fui enroscando hasta quedar sentado en el suelo, con la cabeza metida entre las piernas y los brazos cruzados sobre los hombros, hasta quedar como una pelota.
-Bien. Ahora, y esto es muy importante, no piense nada, ponga la mente en blanco. Si prefiere imagine un punto negro en una pantalla blanca y concéntrese en el punto para no pensar en nada.
Pasaron varios minutos.
-Diga en una sola palabra cómo se siente.
-Protegido.
-Bien, Siga sin pensar en nada. Relájese. Trate de reducir las tensiones musculares para estar lo más cómodo que le sea posible.
Pasaron otros minutos que comenzaron a parecerme eternos.
-Y ahora diga en una sola palabra cómo se siente.
-Aburrido.
-Bueno, respire profundamente y comience lentamente a abrir los brazos, levante la cabeza, y con cuidado comience los movimientos para pararse. Luego vuelva a sentarse.
-¿Qué le pasó, Sergio?
-Al principio estaba bien, luego me empezaron a doler los brazos, cuando me relajé pude acomodarme, pero después me sentía aburrido como un hongo. Eso, me sentía como una planta.
-Bien. Imaginemos que usted se comporta de ese modo en la empresa. Y que logra quedarse tan quieto que luego de unas semanas nadie advertiría su presencia. ¿Qué pasaría?
-Bueno…no sé…
-¿La empresa seguiría funcionando?
-Supongo que sí. De algún modo las cosas seguirían su curso. Hay tanta gente que mete la pata de un modo increíble y no pasa nada. A veces cambian algunos ejecutivos pero todo sigue más o menos igual.
-¿Y a usted qué le pasaría? Luego de varios meses de estar en esa situación.
-No sé. Me imagino varios meses así…..estaría muy aburrido.
-Usted dijo “como una planta”. Sólo faltaría que viniera alguien a regarlo.
-¿Y quién gana y quién pierde en esa situación? Entre usted y la empresa.
-Sí. Tiene razón. La empresa seguiría como si nada y yo quedaría como una planta.
….
-Dígame Sergio. ¿Para qué sirve el trabajo? ¿Para qué trabaja usted?
-Bueno, para ganar dinero.
-¿Y aparte? ¿Le da lo mismo trabajar en un cementerio, en la NASA o en un horno de ladrillos?
-No, claro. Yo quiero hacer cosas creativas, resolver problemas, desarrollar mi capacidad, pero lo que pasa es que en esta empresa…
-Pare de quejarse, pare. Veltanschaung usó ese tono firme que obligaba a obedecerlo.
Nadie tiene las condiciones ideales para hacer su trabajo, dijo Veltanschaung. El agricultor que cultiva paltas tiene problemas de plagas, y cuando los resuelve tiene problemas con los precios en el mercado. Los técnicos de la NASA también sufren a jefes que no entienden. Trabajar es resolver problemas, y muchas veces los propios jefes son parte del problema: Es así aquí y en la quebrada del ají. Que el dinero no alcanza es también un problema muy popular. Pero lo fue siempre.
-¿Y qué quiere? ¿Qué me vuelva un conformista?
-No. Pero si va a pelear, pelee con inteligencia. Si usted se convierte en una planta para sobrevivir, tendrá todas las ventajas y las desventajas de una planta.
-¿Y qué quiere que haga?
-Yo no quiero que haga nada. Solo le digo que anular sus neuronas puede darle seguridad, pero le quitará libertad, le restará empleabilidad. Si usted se vuelve un mueble inventariable, se está anulando como persona, y poco a poco los efectos se harán sentir en su propia vida, en todas sus relaciones.
-¿Me está diciendo que me agarre a patadas con mi jefe?
-No, claro que no. Le estoy diciendo que no se abandone. Mire, se ha estudiado la capacidad de sobrevivencia en los campos de concentración. Los campos de concentración alemanes, vietnamitas y camboyanos, planteaban las condiciones de vida más duras que pueda imaginarse el ser humano.
Los que luego de la liberación se readaptaron mejor, fueron los que en realidad pudieron atravesar esa terrible experiencia en mejores condiciones emocionales.
¿Conoce las diferencias entre uno y otros, Sergio?
-No.
-Las condiciones de vida fueron tremendas para todos, pero algunos, aún en medio de la peor miseria humana, mantenían la esperanza, armaban relaciones afectuosas con otros prisioneros, hacían arte silbando o dibujando en la tierra, trataban de mantener alta la moral de su grupo, aún en secreto contaban chistes y hacían ejercicios mentales para mantener sus neuronas funcionando.
-Sí, pero era otra historia.
-Cuando parece que nada se puede cambiar, siempre se puede cambiar algo: Uno mismo. ¿No puede inventar ningún proyecto interesante en su trabajo?
-No. Porque cada vez que propongo algo….sí, ya sé, que no me queje.
-Eso: La queja monótona es un buen somnífero. Busque transformarla en alguna acción que le resulte gratificante, aún en pequeña escala. Ordene sus propios papeles, busque uno o dos socios y armen algo interesante, aunque nadie lo note, por el sólo desafío de aprender algo nuevo.
-Bueno, tengo que armar el relevamiento de necesidades de capacitación. Pero en la empresa siempre se hace como un trámite, con una encuesta rutinaria donde todos ponen siempre lo mismo, no como una verdadera investigación.
-¿Y puede agregarle valor profesional a eso?
-Sí, pero si lo propongo mi jefe me dirá que no.
-Hay Sergio, pero alguien tan astuto como usted no puede quedar atrapado en un potencial “no” de su jefe. Busque aliados, genere consenso sobre otro modo de hacer las cosas. No es necesario que se enfrente con su jefe, pero puede crear las condiciones para cambiar algo, tal vez pequeño, pero algo al fin.
-¿Pero Dr., con lo que me pagan por qué voy a hacer ese esfuerzo?
-Por usted Sergio, para sentirse vivo y útil. Hágalo por usted, o si prefiere, hágalo por la gente, para que su trabajo tenga un sentido trascendente, un valor ético, una función social más allá de su sueldo. Ayude a la gente, Sergio, y será bendecido con la satisfacción y el orgullo de ver que sus esfuerzos tienen un sentido, aunque su jefe no lo note. Todo trabajo tiene un sentido trascendente, una función social que va más allá del dinero.
-¿Ah, usted quiere decir que me conforme con lo que gano?
- No, claro que no. Pero hasta que no consiga ganar más, en esa empresa o en otra ¿Qué va a hacer? ¿Enterrarse en una maceta?
-Psé…
-Mire. Mientras gana lo que gana, igual tiene que ir a trabajar. Está en usted decidir cómo va a mirar a su ambiente de trabajo. Todo está en su mente. Si cada día va a trabajar con bronca, con desgano, con resentimiento, su escritorio quedará cargado de bronca, de desgano, de resentimiento y luego eso será lo que usted verá todos los días.
Si pese a las condiciones poco gratificantes usted se “programa” para energizarse con buen humor, con una sonrisa, y se reúne con gente que también tiene “buena onda”, su escritorio se cargará de optimismo y ese optimismo le volverá a usted, alimentará sus endorfinas. ¿Comprende Sergio?
-¿Usted dice que uno colorea a su ambiente, de adentro hacia afuera?
-Claro Sergio. Mucha gente pasa por ambientes de fuertes restricciones. Pero no toda la gente vive esa experiencia de igual modo. Lo importante es no deprimirse, no abandonarse, porque entonces el primer perjudicado es uno mismo.
-Sí, tiene razón. A veces me quedo enroscado en la mala onda y ni yo mismo me aguanto. Me doy cuenta que la angustia y el bajón los termino llevando a mi casa y se los traslado a mi familia y a mis amigos.
-Humm
-Sí. A veces cuesta sacar las cosas positivas que uno tiene, porque parece que las tiene que esconder en el trabajo. Y finalmente en el trabajo, uno pasa la mayor parte de su vida.
-De eso se trata.
-Claro. Si yo soy un tipo entusiasta…¿Por qué miércoles me bajoneo de ese modo? Tiene razón. Hace meses que ando hecho un asco. Y así complico más las cosas. Hasta lo que es gris lo veo negro.
-Es la hora. Nos vemos la semana que viene.
Recordé esa reunión con el Dr. Weltanschaung, porque mientras yo no podía “crear” mi propio conocimiento, el conocimiento de mí mismo en un contexto
complicado, tampoco podía encontrar las maneras de legitimar formas para descubrir los conocimientos que otros construyen. Finalmente, un relevamiento de necesidades de capacitación puede enfocarse como “lo que falta” o como “las posibilidades de coordinar y potenciar lo que hay”.
Saludos desde Chile,
Sergio
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¿Que te ha parecido?
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Te espero. Espero vuestra respuesta


Saludos Cordiales
Josep Gumbau

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